"Sólo necesito un empujón,
una palabra que devuelva la emoción.
Pero tu no das por mi ni un duro,
sigo siendo la segunda opción.
Me pides intensidad, muy bien,
me limito a obedecer.
No te vale y quieres más, joder,
que poquito puedo hacer.
Pero ya me estoy cansando,
empiezo a estar un poco harto..."
Pero tu no das por mi ni un duro,
sigo siendo la segunda opción.
Me pides intensidad, muy bien,
me limito a obedecer.
No te vale y quieres más, joder,
que poquito puedo hacer.
Pero ya me estoy cansando,
empiezo a estar un poco harto..."
El sábado por la tarde fui por primera vez a la fiesta del
Orgullo Gay (en la foto, con mis amigas Iris e Irene), y entre cerveza y cerveza, tinto y tinto, y cigarro y cigarro, mis
amigos me dijeron cosas que la resaca no ha logrado hacerme olvidar. Entre
muchas cosas que me subieron la moral por las nubes, me quedo con dos: mi amigo
Diego diciéndome que con lo bien que canto (^^), que me busque yo a mi propio
grupo, sea la que ponga las normas y no deje que lleve las riendas un (o dos)
gilipollas. Tendré que pensarlo. Y lo segundo fue mi amiga Irene valorándome
cómo su crítica de referencia, y alabando lo que escribo y cómo lo escribo. Sí,
ya sé que no te puedes fiar 100% de lo que te digan tus amigos, que te miran
con buenos ojos, pero creo que les conozco lo suficiente como para saber si
están siendo sinceros o no. Y no es la primera vez que me dicen algo así,
amigos o simples conocidos.
Hace tiempo que estoy pensando en que quizás no estoy yendo
por el camino que quiero para conseguir mis objetivos. Quiero ser crítica de
cine, con todo lo que eso conlleve, eso lo sigo teniendo claro. Pero, ¿estoy en
el lugar correcto para conseguirlo? Desde hace casi un año estoy “estancada” en
un sitio, un sitio en el que sí, he aprendido muchísimo, he madurado, me han
dado muchas oportunidades, y he conocido a gente estupenda, eso nadie lo niega,
pero también un sitio en el que siento que ya no puedo avanzar mucho más. Y
antes aún me consolaba y me compensaba porque me sentía valorada. Pero de un
tiempo a esta parte, me siento como una máquina de escribir textos en cadena
que no le importan a nadie. La tonta que está ahí para todo cuando se la
necesite y cuando no, se la ignora y sin problema. No me siento realizada, y
creo que es imperdonable tener ese sentimiento cuando te estás dedicando al
trabajo de tu vida, y más si lo estás haciendo por amor al arte. Pero me
implica demasiado tiempo y esfuerzo que se traduce en nada, no me reporta
ningún beneficio, ya ni siquiera emocional. Y si, como dicen, mi trabajo merece
tanto la pena, a lo mejor debería empezar a exigir que me lo reconocieran de
algún modo. Y sí, aunque las palabras son muy bonitas, me refiero a
económicamente.
Y por si no estaba convencida del todo, que otra persona me diga que se siente de la misma manera me hace pensar que quizás, sólo quizás, todo esto no sólo sean movidas mías. Siento que algo se ha roto, y cuando eso pasa, hay que tomar decisiones drásticas. Sé que las cosas están muy mal, y me aterroriza volver a
partir de cero, no sabría ni por donde volver a empezar. Tal vez por sentir un
poco de orgullo por lo que hago, por mi trabajo bien hecho, y que me lo
valoren. Creo que es lo mínimo que se puede pedir.
"Cuando vuelvas otra vez, puede que yo ya no esté, puede que ya me haya ido y que no quiera mas volver. Voy a desaparecer... No me digas que no te avisé, porque estoy así muy bien"
La decepción que siento no puede ni expresarse con palabras. Gracias querido verano, nunca me fallas para
desestabilizarme la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario