miércoles, 25 de septiembre de 2013

L'écume des jours




- Vous savez - dit l’antiquitaire -, je vais sûrement vous en donner un bon prix.

- J’en serai bien content - dit Colin -. Tout marche mal pour moi, maintenant. 

- C’est comme ça - dit l’antiquitaire -. Ça ne peut pas toujours aller bien. 

Mais ça pourrait ne pas aller toujours mal - dit Colin -. On se rappelle beaucoup mieux les bons moments; alors, à quoi servent les mauvais?

(L'écume des jours, Boris Vian)

“Qué tiempos cuando era joven e ingenua y pensaba que a los 30 la gente ya tenía las cosas claras”. Eso ponía una amiga de 24 años (benditos 24, quién los pillara) en Twitter. Y es la más absoluta verdad. Porque yo, a puntito de cumplir los 28 (de hecho, será en un bus camino a Foz de Iguazú), no tengo nada claro en mi vida. Vamos, como a los 24, pero ya cada vez más cerca de los 30. Tiene delito que con estos años aún siga comiéndome la cabeza de esta manera, viviendo ciclos emocionales, de la risa, a la ilusión, a las lágrimas, al enfado. Así cada día. Je suis à la fois désespérée et horriblement heureuse. C'est très agréable d'avoir envie de quelque chose à ce point là. Me conformo porque puedo decir, casi con absoluta seguridad, que estoy pasando por una de las cosas más bonitas que me han ocurrido nunca, y a eso no quiero renunciar. Pero también es una de las más tristes (o penosas, según se vea), y así no puedo continuar.

Así que, sea como sea, estoy deseando pillar mis vacaciones e irme sí, al destino que hemos planeado: Brasil! Dicen que igual 10 días son demasiados en una situación tan delicada como para que todo se enfríe. Pero, en serio, qué bien me van a venir esos días de desconexión. Creo que, a veces, está bien echar de menos, saber que no tienes las cosas seguras, para que se fortalezcan. Y que pase lo que tenga que pasar, que ya estoy muy cansada. 


"...il avait peur, pourquoi ça ne suffit pas de toujours rester ensemble, il faut encore qu'on ait peur..."