El otro día me comentaba alguien cercano que acaba dejarlo con su pareja que, aunque era triste, por otro lado ahora tenía la esperanza de encontrar a alguien que la quisiera de verdad, como ella se merecía, y ser correspondida con los mismos sentimientos que ella depositaba en la otra persona, algo que nunca le había pasado. Y yo la entendía perfectamente porque me siento exactamente igual. Hace tiempo llegué a la conclusión de que nadie me ha querido de verdad; no, no estoy deprimida ni nada de eso, he asumido que es así y ya está. Y lo sé, básicamente porque por mi nadie ha luchado nunca, más bien todo lo contrario. La mayoría de las personas con las que he tenido la desgracia de cruzarme, se han acobardado y han preferido echarse para atrás antes que luchar por lo que teníamos. Nadie me ha puesto a mí lo primero, nadie ha preferido estar conmigo que sin mí. A lo mejor es que no merezco la pena. Es muy triste ser siempre la que va detrás, la que insiste, la que quiere todo con más ganas, la que da y no recibe nada a cambio. Muy triste, y muy cansado. Llevo ya un tiempo demasiado cansada como para esforzarme, cada vez me cuesta más, y cada decepción es más grande. O quizás no. Lo que tengo claro es que quien quiera, que venga a por mí, porque yo no pienso volver a intentar nada, al menos de momento.
"I had an epiphany today. About me. I'm gonna be alone my whole life, aren't I?"
Y una vez más, la vida me enseña a patadas que no te puedes fiar ni un pelo de casi nadie. Está claro que no se puede rechazar a toda la gente nueva que llegue a tu vida, la mayoría van a ser decepciones, pero también pueden aparecer personas estupendas que empiezan a formar parte poco a poco de tu círculo y se quedan allí. Son las menos, pero algunas hay, y merecen la pena. Pero al final, te das cuenta de que quienes están ahí, lejos o cerca, son los de siempre, los que te han demostrado las cosas durante años, los que te han apoyado de forma ininterrumpida (no, los que lo hacen de manera intermitente tampoco me valen). A esos sí que te puedes lanzar de cabeza con los ojos vendados, que sabes que te van a sujetar. Con el resto, mejor no bajar la guardia en mucho tiempo.