miércoles, 25 de noviembre de 2020

Sentimientos encontrados

Después de un verano muy malo, estoy en una etapa muy bonita, muy feliz, pero reconozco que algunas de las cosas que me desestabilizaron hace meses siguen ahí. Ahora, con el resto de mi vida en equilibrio (que no en orden, ahora mismo todo es un caos absoluto!), soy capaz de gestionarlo mejor y no dejar que la negatividad se apodere de todo; pero a veces, hay momentos de pena, en los que el desinterés es tan palpable que es inevitable verlo todo negro. Y es que una piensa que en determinados momentos clave de su existencia, algunas personas van a estar seguro a tu lado, pero la realidad siempre puede sorprender (en este caso, para mal). Y veo que todo lo que llevo sintiendo este año sigue siendo igual, lo único que ha cambiado es mi actitud ante ello, que no es poco. 

No compensa pasarlo mal cuando las cosas van bien y tienes ante ti un camino, cuanto menos, interesante.

jueves, 8 de octubre de 2020

Incertidumbre


"[...] Peor que estar medio cerrado (mejor eso que el tremendista "confinado") es pasar 

meses pensando que a lo mejor mañana te cierran. El mañana se ha convertido en 

un lugar ominoso.

Porque seamos sinceros: llevamos preparándonos meses para esto hasta caer en una suerte de indefensión aprendida, tecnicismo psicológico de resignación. Mejor dicho, llevan meses preparándonos los agoreros que ya desde que los niños salieron a la calle a finales de abril, amenazaban con que tarde o temprano habría que dar vuelta atrás. Y por eso mismo, mejor antes que después. [...]

Nadie parece haberse parado a pensar en hacer esta situación más tolerable (y no será porque no se ha advertido su impacto sobre la salud mental). No solo eso, sino que las administraciones, entre peleas políticas y argumentos técnicos (que nunca salen del reduccionista eje salud-economía que deja fuera multitud de externalidades sociales), parecen empeñados en hacernos la vida peor. [...]

Supongo que es de primero de divulgación científica, pero pocas cosas resultan más agotadoras que el horizonte vacío, no saber exactamente qué ocurrirá a la hora siguiente, sobre todo cuando cada decisión es un sacrificio más (el trabajo siempre sale adelante, como los dinosaurios de 'Parque jurásico'). No hay planes, no hay ilusiones, no hay expectativas. A los gurús les encantará que estemos aprendiendo a vivir en la incertidumbre a base de golpes, pero no es lo mismo la incertidumbre de poder decidir con tu tiempo y dinero qué vas a hacer el próximo año que la de vivir a merced de los vientos políticos y epidémicos."

(Nada de lo que pudiera escribir describiría tan bien lo que siento como lo hace Héctor G. Barnés en su artículo para El Confidencial El luto perpetuo en la única vacuna que hemos encontrado para el coronavirus)

Como si el 2020 no hubiese sido lo bastante duro ya, parece que en este último tramo nos quieren volver aún más locos. Hasta ahora lo he llevado bien, pero con los cumpleaños, las vacaciones y el aniversario de boda a la vuelta de la esquina, la incertidumbre me ha caído encima como una losa. 

lunes, 7 de septiembre de 2020

The end of the world (as we know it)

 

Hay días que, sin más necesitas escribir, aunque solo sea soltar palabras, y hoy es uno de eso...

Ha sido un verano muy malo a nivel emocional, como he escrito en posts anteriores, me he sentido muy sola, eso nada lo va a cambiar, pero pese a que en su momento todos los problemas me parecían un mundo, hace falta un buen mazazo de realidad, aunque sea colateral (por suerte no ha sido nada directo, pero sí muy cercano) para que relativices todo. Mis problemas son míos y para mí son importantes, pero también hay que reconocer que hay batallas que se pueden luchas y ganarse, y en esos casos hay que ser fuertes y hacerlo; intentar vivir lo mejor posible y ser felices con lo que tenemos. Disfrutemos hasta entonces, porque si algo nos ha enseñado este 2020 es que ya llegarán momentos en los que todo te pase por encima y no puedas hacer nada por evitarlo. En los que el mundo, tal y como lo conocíamos, se acabe para siempre. 

jueves, 27 de agosto de 2020

Todo lo que nunca fuimos


Supongo que es imposible saber cómo gestionar una emoción hasta que esta te sacude y la vives en tu propia piel. De haberme preguntado tiempo atrás, hubiese respondido que yo era fuerte, que afrontaría el proceso de duelo dentro de la normalidad, que ni por asomo llegaría a convertirme en un fantasma que apenas hablaba y se paseaba de un lado a otro con los auriculares puestos y viendo el mundo en blanco y negro. 

Pero a veces nos equivocamos. Nos caemos. 

A veces no nos conocemos tanto como creemos. 

A veces…, a veces la vida es tan imprevisible…

(fragmento del libro Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen)


Yo tampoco pensé nunca que sería esa persona que huiría y se escondería para no dejarse hacer daño. La que construiría una coraza (que aún a veces se resquebraja y vuelve a dejar paso a la tristeza), y que en vez de gestionar el duelo por algo que aún no he perdido, le daría la espalda. La que se insensibilizaría hasta el punto de parecer desinteresada y egoísta. Hay muchas cosas que nunca creemos que seremos, y hasta que no llega una situación crítica no ves la verdadera cara de la gente, ni siquiera la tuya propia. Y puede que no te guste lo que descubras, pero es cierto que, aunque la vida sea imprevisible, también es única, por lo que es necesario luchar y creer en uno mismo para no perderse del todo en la toxicidad imperante. 

domingo, 16 de agosto de 2020

Disfruta ahora


“Hola. Soy el futuro y vengo a decirte que disfrutes ahora. Disfruta ahora, porque dentro de 9 meses, lo que dura un embarazo, es decir, lo que tarda en gestarse un ciclo de vida, todo habrá cambiado.

Disfruta ahora de los besos y los abrazos, porque el año que viene vendrá una pandemia mundial que nos tendrá meses encerrados, y cuando por fin podamos volver a salir, las distancias sociales de seguridad serán tajantes. Sí sí, es verdad, no es el argumento de ninguna película. Disfruta ahora de la felicidad de estar rodeada con todos a los que quieres, porque dentro de unos meses la relación con algunos de ellos cambiará y se distanciará… A algunos quizás no les vuelvas a ver desde este día. Otros te darán malas noticias o pasarán por rachas muy duras.

Disfruta ahora pensando que en dos días te vas al viaje de tu vida, porque tus planes de salir de España (o incluso de Madrid) para el año que viene van a quedarse reducidos a la nada, no solo por la pandemia. Y es que la dificultad para poder encajar las vacaciones con tu ya marido se unirá a una sobrecarga de trabajo potenciada por una mala organización de tu empresa, provocando un estrés que afectará a todos los aspectos de tu vida.

Disfruta ahora de la seguridad de tener las cosas claras, porque el próximo mes comenzará a crecer en ti un instinto que no creías que tuvieras, y que irá madurando y cambiando la manera que tenías de afrontar la vida y el futuro. Esto no es malo en sí, pero sí extraño y desestabilizador.

 Por supuesto, siempre hay cosas buenas: sigues igual de enamorada y tu marido es la mejor persona del mundo, y encima desde el encierro, pasáis casi todo el tiempo juntos, cosa que antes os faltaba. Tu familia está sana, y hay algunos amigos a los que les han pasado cosas buenas.  Pero tú por si acaso… Disfruta ahora”

Foto: Hace nueve meses, en el comedor el día de nuestra boda. La felicidad previa a la tormenta. 

 

viernes, 14 de agosto de 2020

Desconectar, para reconectar


He oído hablar mucho en redes sociales de esto. Hace unos días, os hablaba de los problemas que tenía con algunas personas de mi entorno, y eso me ha llevado a tomar una decisión, que para mí es bastante drástica... 

Estoy pasando por una mala época, y hay situaciones y actitudes que no hacen más que potenciar mi estrés y ansiedad, y por ello he decidido alejarme de ellas, lo cual me aleja también de muchas personas. Obviamente, empezó como una rabieta, un grito de ayuda, una llamada de atención, más que una intención real de alejamiento, pero vistas las reacciones, la verdad es que puede ser que esto se vuelva más duradero. Quien no me quiera en su vida (o me quiera mal), por supuesto no estará ahí ni para lo bueno, ni para lo malo, como estoy viendo. No me agobio tratando de entablar conversaciones que no van a ninguna parte, ni proponiendo planes que van a ser rechazados ni respondiendo a los hipotéticos o los que no cuentan con nuestra disponibilidad. Echo muchísimo de menos relacionarme (la situación actual para quedar tampoco ayuda, es cierto, pero incluso socializar a distancia), pero supongo que todo esto también es un aprendizaje para disfrutar de mi propio tiempo libre, aunque sea solo yo o con mi marido. He vuelto a leer, escribir, escuchar mucha música, probar maquillajes y recetas, o ver muchas películas, eso siempre.

Estoy triste, claro, es una situación que me he visto obligada a forzar pero que yo nunca hubiese elegido voluntariamente. Pero permitirse sentir, aunque sea tristeza, es parte de este proceso. Espero estar haciéndolo bien, o al menos aprender en el camino, a encontrar una calma interna que me hace mucha falta. Para reconectar conmigo, e incluso con los demás, aunque sea de manera diferente. 


jueves, 30 de julio de 2020

La vida...


Vaya por delante que esto está escrito en momentos bastante oscuros, pasando por una etapa laboral y emocional bastante fuerte... 

Por mucho que en entradas anteriores aludiera al intento de hacerme a la idea de los cambios que veía que se avecinaban en la nueva normalidad, cuando llegan uno nunca está realmente preparado. También hablaba mucho durante la cuarentena de tener cuidado en esa mala costumbre de dejar las cosas para otro día, porque ahora sabemos que puede ser que más adelante no sea posible hacerlas... Pero está visto que no aprendemos nada. Algunas de las personas de mi círculo más cercano pasaron el encierro sin interés real de contacto, y desde que podemos de nuevo salir, la actitud es la misma.Y duele pensar que sea por dejadez, o por una situación personal que no quieran compartir, pero hay algo peor: puede ser que igual que también he dicho alguna vez por aquí que todos nos hemos dado cuenta de nuestras prioridades debido a (o gracias a) esta situación, quizás es que simplemente hay gente que ha descubierto que tú no eras tan importante en su vida. Tal vez nunca lo has sido.

Siempre había pensado que la relación con mis amigos era especial, pero ha hecho falta una pandemia para dejar de manifiesto la debilidad de unos cimientos que fueron mucho más estables, pero que se iban tambaleado. ¿Puede ser una racha? A lo mejor, pero lo cierto es que ya se dan bastante a menudo, y no me siento ni cuidada ni valorada. No solo me apena, sino que me enfada. Tampoco sé si he hecho algo para provocar esta situación, o es simplemente la vida siguiendo su curso. En cualquier caso, ¿qué se puede hacer? Nada, toca adaptarse a esta nueva dinámica de que, cuando nos veamos, sea una (¿agradable?) excepcionalidad. De hecho, en Madrid se acaban de restringir las reuniones de más de 10 personas en espacios públicos (y recomendado en ámbitos privados). De nuevo, hemos perdido nuestra oportunidad hasta a saber cuándo. Una lástima, la verdad...

"Organizas tu vida con lo que tienes, no con lo que te falta..."

sábado, 27 de junio de 2020

The last five years


Ni me acordaba de haber escribo esto aquí el 26 de abril de 2015:

"...y quiero pensar que anoche, que fue el concierto del fin de la gira, también fue el punto y final a esta etapa tan turbulenta. Que a partir de ahora, no se si las cosas irán a mejor o peor, pero al menos, se asentarán un poco. Leches, ya va tocando, que tengo casi 30 años..."

Y resulta que, dos meses después, encontré al amor de mi vida, con el que finalmente me he acabado casando. A veces (solo a veces) las cosas salen bien y encajan. Hace unos días leí una publicación en la que preguntaban si hace 5 años te imaginabas como estás ahora, y puedo afirmar que absolutamente no. Por eso, y por cada día de este lustro, por los bonitos y divertidos, y por los muy difíciles, gracias. No te puedo querer más. (El aniversario fue hace unos días pero blogger me ha trolleado).

miércoles, 10 de junio de 2020

Grita


...De qué tienes miedo
A reír y a llorar luego
A romper el hielo
Que recubre tu silencio
Suéltate ya y cuéntame
Que aquí estamos para eso
Pa' lo bueno y pa' lo malo
Llora ahora y ríe luego
Si salgo corriendo, tú me agarras por el cuello
Y si no te escucho, Grita!
Te tiendo la mano tu agarras todo el brazo,
Y si quieres más pues, Grita!
Hace tiempo alguien me dijo
Cual era el mejor remedio
Cuando sin motivo alguno
Se te iba el mundo al suelo
Y si quieres yo te explico
En que consiste el misterio
Que no hay cielo, mar ni tierra
Que la vida es un sueño...

miércoles, 6 de mayo de 2020

Siempre


Las historias complicadas siempre lo son. No sé por qué alguien nos hizo creer que el amor lo arregla todo. No es así. Somos mucho más que pulpa de medias naranjas. La mayor parte de las veces el amor no arregla nada, de la misma manera que casarse no arregla un noviazgo que no funciona ni los hijos reconducen un matrimonio roto. El amor nos pone a prueba. No duele, en absoluto, pero casi siempre exige de nosotros mismos más madurez, menos egoísmo, más valentía. No diré que el amor sea complicado, todo lo contrario. El amor es sencillo, es fácil, es divertido…, pero la vida no siempre lo es. Y no sé si lo sabes, pero el cerebro y el corazón, la cabeza y el pecho son viejos enemigos. Se dan la voz de alarma, se ignoran, se lanzan el uno al otro hacia lo desconocido. Y entre la cabeza y el pecho es donde sucede la parte que duele. Siempre es ahí. Siempre. 

(Un cuento perfecto, Elisabel Benavent)

Cuando hablo de cualquier historia romántica del pasado, más o menos importante, consigo reírme y hacer bromas, como si en su momento no hubiese dolido tanto como lo hizo. De todas, menos de una. De esa, da mucha satisfacción ver que ya no duele ni entristece, y que con el tiempo y dándome cuenta de la realidad, siento incluso alivio de haber salido de ahí antes de involucrarme más en algo que me hubiese hecho (aún más) infeliz. Pero no, todavía no puedo hacer bromas, ni se si algún día podré. Es lo que tienen las historias que nos marcan para siempre.

miércoles, 29 de abril de 2020

La nueva normalidad


La nueva normalidad  es esa etapa en la que entraremos una vez que finalicen las fases de desescalada anunciadas por el gobierno, que puede ser a finales de Junio, o más tarde dependiendo de la evolución...

No sé a los demás, pero a mi esa "nueva normalidad" me genera más ansiedad que el confinamiento actual. Precisamente porque, como su mismo nombre indica, no se tratará de volver a nuestra vida de antes, y no solo en lo que a niveles higiénicos o sociales se refiere... También hay que tener en cuenta que cuando sucede una situación tan extrema como la que hemos y estamos viviendo, se ponen de manifiesto muchos aspectos que en la rutina del día a día permanecen ocultos. Y muchas cosas y relaciones personales no volverán a ser como antes. Decimos mucho eso de que estos meses estamos aprendiendo a conocernos, a priorizar, y a ver las cosas con perspectiva. Te das cuenta de lo que necesitas en tu vida, y lo que no. Ves cómo eres realmente, pero también cómo es el resto de la gente que te rodea. Gente con la que sigues manteniendo casi el mismo contacto que antes, pero también gente con la que querrías hablar (más) y no te hace el mismo caso, y gente con la que te sorprende no estar casi hablando, pero que además te de igual. Gente que quizás no esperabas que hicieran tu cuarentena mucho más llevadera, y gente que tampoco te esperabas que no te aportara nada (ni malo ni bueno) durante este tiempo. Gente a la que ya no te apetece contarle cualquier cosa importante, por poco que sea, que te pase. Yo tengo la suerte de convivir con mi marido, que además es mi mejor amigo (y aunque puede ser egoísta decirlo, será duro cuando volvamos a no vernos gran parte del día), pero aún así, me da pena esa evidencia de la difuminación de unos vínculos que parecían seguros, y que quizás eran más inercia que otra cosa. Y que la imposibilidad de estas semanas de poder hacer muchas de las cosas que deseas y amas, vaya a provocar que todavía apetezca menos esforzarse por hacer las que no quieres tanto solo como favor a los demás una vez que recuperemos nuestra libertad. Todo va a cambiar, y en absoluto necesariamente para bien... 

La nueva normalidad me da mucho más que esperanza, ilusión, energía, o inclusión expectación... Me da sobre todo miedo. 

miércoles, 15 de abril de 2020

Gente en Madrid



Ayer leí esto en "Un cuento perfecto", el último libro de Elisabet Benavent:

El pub estaba hasta los topes. Es una de las pocas cosas que no entiendo de
Madrid. Hacía una noche increíble, ¿qué empujaba a la gente a meterse en un
garito donde no paraban de darte codazos? Y donde hacía calor, porque
ciento veinte almas dentro de un local, bailando, borrachas y, en el noventa 
por ciento de los casos, cachondas, generaban calor, mucho calor. Supongo
que la respuesta a esta pregunta es que en Madrid siempre hay gente. En
todos los sitios. En las terrazas; en las callejuelas que serpentean en barrios
como Malasaña, Lavapiés o La Latina; en los bares «de viejos» en los que la
pared está revestida de fotos de platos ya descoloridas por las décadas y
donde aún se aprecia cierto tufillo a tabaco; en las azoteas de los hoteles con
clubs y en los garitos falsamente clandestinos. Es lo que pasa en la capital,
que hay vida en todas partes, hasta cuando quieres estar solo.


Y me di cuenta de que lo que más echo de menos del confinamiento es Madrid, así en general. Los paseos, las terrazas, los bares, los cines y los teatros, los parques, los atardeceres, el ambiente... y sí, la gente, quién me lo iba a decir! Porque por mucho agobio que potencie el ya habitual del día a día, y aunque los escasísimos momentos de calma y soledad sean necesarios, como dije hace unas semanas, de lo primero que haré al salir de casa será echarme a las calles de la ciudad que amo, y disfrutar aún más de esa vida que dábamos por sentado (tanto como para renegar de ella), y que ahora vemos que era un privilegio maravilloso. 


lunes, 13 de abril de 2020

Río por no llorar


Pescar un gran pez,
hacer un batido,
subir la persiana,
encontrarme contigo,
hacer el amor después de la tormenta,
salir con Monti a jugar con las cuestas,
tumbarme en la arena,
una cerveza fresca,
nadar en el mar,
bailar de verbena,
refrescarme la frente en una fuente,
pedirle un favor a un hermano valiente,
perder el tren,
perder la cabeza,
encontrar una sonrisa
y perderme en ella
hacer la compra,
comprar una botella,
beberla en pareja,
jugar bajo la mesa,
viajar en trenes,
la colonia Denenes,
leer un libro que me quepa en el bolsillo,
bajar piñones,
comer macarrones,
hacerme el despistado en las reuniones,
mirar diez capítulos seguidos de una serie,
jugar al Guitar Hero
y creerme en puto héroe,
marcar tu calendario,
pisar el escenario,
volar por tu barrio escondido en un armario,
subir tu salario emocional hasta el campanario,
sí, soy un solitario,
un proletario del vocabulario,
y hoy rimo todo con río porque sonrío por no llorar,
hoy río por no llorar,
sí, sonrío por no llorar,
yo hoy río por no llorar,
yo hoy
la, la, la, la, la...


(Extracto de la canción "Río por no llorar", de Delafé y las flores azules, que parece escrita para estos días...)

lunes, 23 de marzo de 2020

En modo difícil


Mi marido siempre dice que en la vida, nos ha tocado jugar en "modo en difícil". Nuestra generación ha tenido que enfrentarse a un complicado panorama social y económico que ha ralentizado y retrasado todas las expectativas y objetivos que pudiéramos tener. Una pandemia global era lo que nos faltaba para rematar la partida. Hace 4 meses cuando nos casamos, no podíamos imaginar lo que se nos venía encima. Por suerte, la cuarentena a la que nos hemos visto forzados debido al coronavirus me ha servido para reconfirmar que tengo el mejor compañero de vida, porque a pesar de estar tan preocupado como todos, siempre tiene un consejo acertado y un mimo, o una sonrisa y una broma a tiempo... Y eso viene genial según avanzan los días y el ánimo va decayendo.
No voy a mentir, aunque al comienzo me tomé el encierro sorprendentemente bien, el agobio empieza a pesar, pero también es cierto que puede ayudar entender este período como una oportunidad de aprovechar para hacer las cosas que normalmente no podemos (yo estoy aprovechando para cocina o probar maquillajes como hacía mucho tiempo que no): el estrés del día a día es uno de los peores aspectos en nuestra vida, yo empecé el año muy mal en ese sentido, y esto diría que, pese a todo, me está viniendo hasta bien en muchos sentidos (luego una se va a la cama y se empieza a comer la cabeza igualmente, pero bueno...). Incluso en las situaciones más extremas, como si pierdes tu trabajo (es muy fácil decirlo, más si aún lo tienes, lo sé), se puede intentar sacar, si no algo positivo, al menos una lección: a lo mejor ese empleo no era para ti. Empezar de cero siempre es duro, y quizás esto era el empuje que necesitabas para hacerlo, al igual que para tomarnos las cosas con más calma. A nosotros, teniendo por suerte aún trabajo los dos, nos está sirviendo incluso para ahorrar, y poder hacer más adelante todos esos planes que dije en la publicación anterior.

Pero aunque me quejara mucho, visto en perspectiva, ahora que no la tengo me doy cuenta de que me encantaba mi vida complicada. Y cuando todo este caos pase, el modo de enfrentarla seguirá siendo difícil, no nos engañemos... Pero nosotros también seguiremos jugando; no queda otra. 

miércoles, 18 de marzo de 2020

Stand by


Tocan días complicados, de parar toda nuestra actividad cotidiana y (lo que más me cuesta) vivir el día a día y no hacer planes a la larga. Desde luego, el encierro está sirviendo para cultivar la paciencia y el relax de muchos, yo la primera. Lo que sí podemos pensar, y sobre todo valorar, es lo que queremos hacer en cuanto se termine esta cuarentena y podamos volver a salir a la calle. De las cosas más inmediatas a las más lejanas, pero sobre todo, comprendiendo que muchas de ellas las dejamos para "otro día", sin saber que ese otro día puede venir un virus que te obligue a quedarte en casa un tiempo indefinido, y entonces te arrepientas. Vamos con ello:

1. Tomarme un vermut en una terraza.
2. Ver a mi familia y a mis amigos.
3. Ir de tapeo.
4. Pedir sushi y/o pizza.
5. Pasar un día entero en el centro de Madrid.
6. Comer y/o cenar en alguno de nuestros restaurantes favoritos.
7. Ir al cine.
8. Ir a Madrid Río.
9. Ir al Rastro.
10. Salir por algún bar rockero. 
11. Ir al teatro.
12. Ir a la Puebla y a Valencia.
13. Ir a conciertos.  
14. Planear más viajes.
15. Ver el mar. 
16. Ir de compras. 
17. Ir a Nueva York.

... y muchos más!!