viernes, 3 de agosto de 2012

Lisbon revisited


“Cidade triste e alegre, outra vez sonho aqui...
 
Outra vez te revejo,
Com o coração mais longínquo, a alma menos minha...”

Coger un tranvía antiguo que te suba por callejuelas estrechas de Alfama. Tomarse algo en una terraza del mirador de Largo das Portas do Sol. Contemplar las maravillosas vistas desde el Castillo de San Jorge al atardecer. Cenar en un restaurante del Bairro Alto a la luz de la velas mientras oyes cantar fados. Pasear por las calles del Chiado de noche. Y de día. Subir a los pies del Cristo Rei y ver las impresionantes vistas de la ciudad y del Puente 25 de Abril desde el otro lado del río. Comer en una terraza del puerto de Cacilhas. Pasear desde Rossio hasta la Plaza del Comercio por la Rua Augusta. Sentarte dentro de uno de los torreones de la Torre de Belem. Comer bacalao con nada, paté de sadinas, y baba de camello. Pasear por el Parque Fernando VII y sentarte a contemplar desde arriba toda la ciudad y el río. Esto, y mucho más... es Lisboa.

Y de recuerdo me traigo tres mermeladas de cereza que cogí del hotel, un marcapáginas de girasoles que me compró de sorpresa mi amigo Rubén porque sabe que me encantan^^, montones de sabores y de olores, algún kilo de más, la vista del mar, la luna y los barcos como dentro de un cuadro de Martín Rico, cientos de fotazas everywhere, ganas de escribir, y momentos que ni las fotos pueden captar, ni las palabras describir. Lo hemos pasado genial, y nos hemos reído tanto... Todos mis viajes a Lisboa han sido buenos, pero diría que este ha sido el mejor.

Lisboa querida, sigues tan bonita como siempre o más. No se que tienes pero me encantas. Siempre infravalorada, siempre pasando desapercibida. Poética. Meláncolica. Romántica. Inspiradora. Hermosa. Musical. Alegre y meláncolica a la vez. Ojalá todo el mundo te descubriera y te viera con los mismo ojos que yo. Entonces, como yo, se enamorarían de ti. Acabo de volver, y ya te echo de menos.

“Y es que a veces la distancia no se mide en kilómetros...”


“Outra vez te revejo — Lisboa e Tejo e tudo —,
Transeunte inútil de ti e de mim,
Estrangeiro aqui como em toda a parte,
Casual na vida como na alma,
Fantasma a errar em salas de recordações,
Ao ruído dos ratos e das tábuas que rangem
No castelo maldito de ter que viver...”

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