"Cansado de luchar contra tormentas
busco el calor en ellas otra vez,
voy tras el sitio donde poder encontrarlas
allí casi las puedo coger.
Miro siempre para el cielo
a la espera de respuestas,
me caliento frente al fuego,
compañero prisionero de las piedras.
Busco siempre en las estrellas
cada vez que vuelvo aquí
ramas de olivo en todas en ellas,
sabias son si están allí.
Busco solo que me expliquen
qué diablos hago aquí,
si es que acaso ellas lo saben
qué hacer y adonde ir...
Siempre acudo a las estrellas
cada vez que vuelvo aquí
porque algo extraño encuentro en ellas
que me ayudan a seguir.
Busco solo que me expliquen que diablos hay aquí,
que me muestren el camino por donde tengo que ir..."
Mi amigo Rubén dice que el año pasado tuvo algún día más
feliz de los que pasamos en el viaje a EE.UU., pero yo no recuerdo un momento
más feliz y en paz de 2012 como aquel en el que, después de cruzar el Golden
Gate de San Francisco en las dos direcciones, destrozados, nos tumbamos sin
hablar en un banco que había en un rincón oscuro cerca de allí a contemplar las
estrellas. Me hubiese quedado allí toda la noche, y ojalá tuviese aquí cerca un
lugar así al que ir siempre que quisiera…
Pero en el cielo de mi ciudad no hay estrellas. No sé qué
echo más de menos viviendo en Madrid, si el mar o las estrellas. Un año más
vuelve a ser la lluvia de Perseidas, y un año más me quedo sin verlas;
pero es que este año las necesitaría especialmente para pedirles consejo y guía
sobre qué debo hacer. Y aunque hay gente que ha prometido pedir deseos por mí,
el que quiero, el más importante, el que me oprime el pecho, sólo puedo pedirlo
yo.
Una vez, mi deseo se cumplió. Por favor, por favor, por favor, vuelve a hacerte realidad...
"Look at the stars, look how they shine for you and everything you do. Yeah, they were all yellow. I came along, I wrote a song for you, and all the things you do..."
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