miércoles, 13 de abril de 2016

El poder de las palabras



Es casi inevitable caer en el encanto de aquellos que saben manejar las palabras. A cualquiera le puede pasar, y es más, en nuestras fantasías románticas, seguro que además queremos hacerlo. No tiene por qué ser algo necesariamente malo. El problema surge cuando el bello lenguaje sustituye a los actos, la poesía a la realidad, la distancia escrita a la valentía y la confianza. La experiencia te hace entonces darte cuenta de lo que es realmente importante: no aquel que te cuenta cuentos cada día, de la mañana a la noche, sino el que está a tu lado, hablándote normal, sin preocuparse por cada cosa que dice, sin fingir... pero que, de pronto, y sin esperarlo, te sorprende con una frase o un comentario que te dejan sin aliento. Porque al final todo cae en la rutina; sí, incluso las palabras bonitas. Pero crecer juntos, emocionalmente, y también verbalmente, es un proceso maravilloso. Y eso es lo merece la pena amar y admirar.

El resto... el resto se lo lleva el viento.

 

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