En la sangre
- ¿Tienes prisa?
- Sí. Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que
la tuya.
- ¡Eso quiero yo!
- Y no ver más que tus ojos. Y que me abrazaras tan fuerte, que aunque me
llamara mi madre, que está muerta, no me pudiera despegar de ti.
- Yo tengo fuerza en los brazos. Te voy a abrazar cuarenta años seguidos.
(Bodas de Sangre, Federico García Loca)
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