jueves, 27 de agosto de 2020

Todo lo que nunca fuimos


Supongo que es imposible saber cómo gestionar una emoción hasta que esta te sacude y la vives en tu propia piel. De haberme preguntado tiempo atrás, hubiese respondido que yo era fuerte, que afrontaría el proceso de duelo dentro de la normalidad, que ni por asomo llegaría a convertirme en un fantasma que apenas hablaba y se paseaba de un lado a otro con los auriculares puestos y viendo el mundo en blanco y negro. 

Pero a veces nos equivocamos. Nos caemos. 

A veces no nos conocemos tanto como creemos. 

A veces…, a veces la vida es tan imprevisible…

(fragmento del libro Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen)


Yo tampoco pensé nunca que sería esa persona que huiría y se escondería para no dejarse hacer daño. La que construiría una coraza (que aún a veces se resquebraja y vuelve a dejar paso a la tristeza), y que en vez de gestionar el duelo por algo que aún no he perdido, le daría la espalda. La que se insensibilizaría hasta el punto de parecer desinteresada y egoísta. Hay muchas cosas que nunca creemos que seremos, y hasta que no llega una situación crítica no ves la verdadera cara de la gente, ni siquiera la tuya propia. Y puede que no te guste lo que descubras, pero es cierto que, aunque la vida sea imprevisible, también es única, por lo que es necesario luchar y creer en uno mismo para no perderse del todo en la toxicidad imperante. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario